Para el 2015, ¿cuál es su DEAL?

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¿Debería la sostenibilidad ser la meta de todas las empresas?

Supongamos que encontramos nuestro propósito como empresa; un llamado superior a nuestro negocio que convierte a las utilidades en una consecuencia de hacer las cosas bien y dejar una huella positiva en el mundo.

Supongamos, se vive este propósito diariamente con cada uno de nuestros stakeholders (grupos de interés); medio ambiente, empleados, clientes, proveedores, comunidad, etc. Esta empresa aún tendrá una cadena de valor extendida en la que puede generar impacto, innovar en productos que generen impactos positivos para el ambiente y bienestar social, etc.

Siempre existirá algo más que puede hacer para dejar una huella positiva en el mundo, cambiar su entorno y finalmente posicionarse como un jugador clave de su industria (lo que trae un consecuente éxito comercial).

Eso significa que la sostenibilidad es un camino y una forma de pensar, no una meta.

¿Cómo logran entonces algunas empresas llevar la delantera y disfrutar de este reconocimiento de forma sistemática?

En Susterra, tenemos una teoría sobre la sistematización del propósito (transitar el camino de la sostenibilidad re-evaluándose continuamente para encontrar nuevas formas de vivir su propósito). Lo llamamos “El D.E.A.L. de la sostenibilidad”.

Funciona como un proceso cíclico de 4 etapas:

 

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D – Descubrimiento: Evaluar la situación actual bajo los lentes de un propósito superior, que me permita entender el impacto que tengo sobre mi entorno, conocer los diferentes stakeholders de mi negocio y la forma como influyo sobre ellos y viceversa. En esta etapa, la palabra clave es “empatía” (poder ponerme en los zapatos de alguien más).

Existen muchas herramientas para facilitar el proceso de empatía (más sobre esto en otra ocasión), pero el mensaje es el mismo; “si cierro las puertas de mi empresa mañana, ¿qué cambia? ¿a quien le haría falta? y ¿por qué? ¿quien estaría mejor? y ¿por qué?

 

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E – Experimentación: Podemos imaginar un mundo en el que somos esa empresa ejemplar que todos admiran y mientras imaginamos esto, entendemos las diferentes posibilidades que hay de vivir nuestro propósito de formas claras y palpables. La palabra clave de esta etapa es “divergencia”, crear tantas posibilidades como nuestra creatividad nos lo permita.

Aquí las empresas ejercitan su habilidad creativa de muchas maneras, con la intención de crear proyectos, programas o productos que reflejen su propósito dentro de la realidad descubierta.

 

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A – Acción: La palabra clave aquí es “convergencia”; seleccionar los grupos de ideas que tienen más potencial – mayor impacto positivo sobre nuestros stakeholders, con factibilidad técnica y viabilidad económica; ¿qué necesitamos para accionar? o sea, ¿qué cosas dentro de nuestros procesos o cultura deben cambiar para que el accionar de nuestras ideas sea posible? ¿qué agregarían o quitarían nuestros stakeholders durante la puesta en marcha?

 

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L – Lanzamiento: La palabra clave de esta etapa es “aprendizaje”, pensar en qué puedo hacer mejor, más rápido y con mayor impacto después de la puesta en marcha. Después de esta etapa, el ciclo comienza otra vez, creando un círculo virtuoso que no termina nunca – la clave de la innovación.

Las empresas que llevan la delantera, las que usamos como ejemplo porque tienen la capacidad de crear un mundo mejor a través de sus programas, sus procesos, sus productos y su liderazgo, siguen su D.E.A.L. y es en ese círculo sin fin que yace su éxito y su negocio (por eso lo “DEAL” = “negocio” en inglés).

Para el 2015, ¿cuál es su DEAL?

SFS

ArchivoSebastian Falla